UNA MESA DE PLATOS INTERNACIONALES

Cursos de idiomas italiano

Muchas veces me han preguntado si prefiero vivir en España o en Italia. Si prefiero la comida española a la italiana. Las mismas preguntas sobre la gente o situaciones burocráticas o de calidad de vida. ¿Por qué elegir? Cosas buenas y malas las encuentras por todas partes. Por supuesto, no estamos comparando dos países tan diferentes. Sin embargo yo no sabría elegir o quizá no quiero. Creo simplemente que es posible combinar ambas cosas. El mundo se está mezclando de opiniones y mentalidades. La globalización ha hecho que un inglés ya no sea tan puntual y los alemanes tampoco parezcan tan fríos como se suele pensar. Visitando una capital europea no te darías cuenta de dónde estás si no fuera por su arquitectura. La mentalidad de la gente se ha ido mezclando durante los últimos años con la del resto de Europa. De esta forma es posible adquirir lo bueno de cada uno y sacar a relucir una forma de pensar y actuar siempre más internacional. Lo mismo me suele pasar a la hora de hablar. Después de muchos años en España no me cuesta ningún esfuerzo hablar castellano en lugar del italiano, mi lengua materna. Hay momentos en que no me suelo acordar de alguna palabra italiana y el atajo más rápido es el de decirla en español. Y no hablo sólo de aquellas palabras que no tienen traducción en italiano o que igual no expresarían el mismo sentido de la frase. Con mis amigos italianos que viven aquí pasa lo mismo y no lo ven para nada algo raro. Nos entendemos igual. De hecho ya lo hacíamos desde pequeños cuando mezclábamos italiano y napolitano, el idioma de mi ciudad. Y también lo hacen los que hablan catalán o euskera. La desigualdad nos enriquece y nos brinda la oportunidad de utilizar más conceptos, de entender más a la gente, de aprender un idioma nuevo con menos dificultad. Incluso respetar más las otras culturas. Hasta nos permite reírnos más. Hay chistes que no entendería todo el mundo. Aquellas palabras y expresiones que sólo quien conoce bien el idioma pueden entender. No hay porqué elegir, no tiene que ser todo blanco o negro. Si un día comes pasta y otro día tortilla nadie te va a regañar. Y si escuchas un día música italiana y otro te vas a bailar salsa no puedes disfrutar mejor de la vida. Pues sí, hablo varios idiomas y según las circunstancias utilizo uno u otro, estoy enamorado de la playa pero un día en un parque con la bici me mola mucho, me gusta comer las cosas buenas de mi tierra pero también las cosas ricas de aquí, quiero a mi equipo en Italia, el Nápoles, y a mi equipo español el Atlético de Madrid. ¿Y si algún día se enfrentaran? Bueno, algunas veces estás obligado a elegir, de lo contrario abre tu mente y disfruta de cualquier plato que la vida te ofrece.

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